sábado, 25 de marzo de 2006

Sobre "Sobre los ángeles"

Hace unos días, en Compostela leí un agudo comentario sobre la obra de Rafael Alberti, en el que se decía, entre otras cosas, que su obra de vanguardia es de retaguardia. Justo entonces, yo estaba leyendo Sobre los ángeles, y la idea me resultó iluminadora. Porque no es sólo que la estética surrealista pertenezca hoy a la historia, sino que incluso en su momento el libro, por detrás del barniz de vanguardia, era ya antiguo.

La crítica lo ha negado y sospecho que el propio Alberti lo intentó disimular, pero una lectura honesta no deja de ver en ese libro la vieja dialéctica jesuítica del pecado y la muerte del alma, de los poderes oscuros, de la perdición, de la nostalgia del paraíso perdido y la infancia angelical y buena… El libro narra una crisis espiritual bastante ordinaria y lo hace dentro de las coordenadas ortodoxas del catecismo del padre Ripalda o así. Y tampoco en su apuesta por la oscuridad venía a ser novedoso ni mucho menos: seguía el catecismo de Baudelaire.

Asumido este planteamiento, Sobre los ángeles es diáfano, y lo que pierde de halo de modernidad, lo gana en emoción. Hay algunos poemas y, sobre todo, muchos, muchísimos fragmentos que valen su peso en oro y compensan la necesaria paciencia que también hay que tener. Por ejemplo, éste:
"Gira deprisa el aire.
El mundo, con ser el mundo,
en la mano de una niña
cabe."

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