miércoles, 8 de agosto de 2007

Los comepeces

Me presentan a uno que se viene a vivir todo el año a mi pueblo. Como me saben forofo de El Puerto de Santa María, piensan que me gustará conocerlo. Al principio sí. Habla de la calidad de vida y yo asiento. De lo bonito que es todo y aplaudo. De la simpatía de los lugareños y sonrío, sonrojado. Con el éxito se me crece y añade que él es partidario de la república independiente portuense. ¡Qué manía, Dios mío, con las independencias! Y se embala: “Yo prohibiría la entrada a los turistas”. Ah, no, de eso ni hablar, muchacho.

Los turistas son tan de aquí como los vencejos, que vuelven por los calores y se marchan con la fresca. ¿O es que las especies migratorias no forman parte de la fauna local? Además los turistas son uno de nuestros principales atractivos turísticos, sobre todo en su rama noble, llamada veraneantes. Bien valen algún atasco.

En el sector servicios se les conoce como los comepeces por su afición sin fondo a los productos marinos. Se trata de un mote cariñoso, ganado a pulso. A los que en vez de irnos nos quedamos de veraneo nos traen el mundo a casa, como la montaña a Mahoma. En la playa, nos cuentan lo que trabajan y lo estresantes que son los negocios. De ese modo, uno, sin grandes esfuerzos, se va enterando de cómo funciona la cosa. Un poco se adornan y enrollan, la verdad: se ve que han comido ya bastante rodaballo.

Por fortuna sus niños caen, lloran, corretean por la orilla, golpean al primito y, después de un rato, exigen su atención. Resulta realmente edificante ver cómo estos hombres, que llevan a cuestas la economía nacional, pasan sus semanas de descanso corriendo detrás, delante, al lado o en busca de sus retoños. No exhaustos aún, los pasean, por las tardes, en bicicleta. No es por capricho, sino que necesitan el aporte de proteínas de una buena mariscada.

Y sus señoras, a las que conocemos desde la inolvidable adolescencia, cómo charlan. Debe de ser por la de lenguados que se toman. El feliz acento andaluz es audaz, vale, pero lo valiente no quita lo cortés: con qué suavidad sugerente y suntuosa susurran ellas esas “eses” sucesivas que por lo visto sí existen en nuestra lengua.

Hay un momento muy entrañable en las cenas. Después de haber pedido puntillitas, que en Madrid no hay, y unas almejas a la marinera nos preguntan: “Vosotros en invierno, ¿qué hacéis?” No es que crean que sin su presencia nos aburrimos como ostras, qué va. Es que no se imaginan esto con horarios laborales, citas en el dentista o tardes de lluvia. Desilusionarlos de golpe no conviene. Para ir poco a poco, yo les digo que en invierno básicamente lo que hacemos es pedir, por fin, filete con patatas.
[Grupo Joly]

9 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi lo que me gusta es mientras estás sentado en alguna terraza o paseas por la verita del río, saber de donde son cada grupo oyendo comentarios del tipo: Esto en Madrid no pasa, o bien, en Badajoz no huele igual, o la de ...!Mira, esos también son de Ciudad Real!, pero la mejor es sin duda la de -Nene,llama a la yaya a Albacete y dile lo bien que estás en el Puerto-.
Por cierto, te leo en página impar y ocupando todo el ancho. ¿Un ascenso o un reajuste veraniego?

E. G-Máiquez dijo...

Sólo reajuste vacacional. Cuando vuelva el duro invierno, ¡a mi rincón!

Juan Ignacio dijo...

Estas notas están siempre muy buenas. Además, dentro de lo buenas, hay algunas perlas. Como eso de la rama noble de los turistas, llamados veraneantes, o aquello de las eses en las damas andaluzas.

Anónimo dijo...

Sí que es verdad, lleno de joyas; pero desde mi única posición posible, que es la de vencejo madrileño lleno de eses, lo que sí te puedo asegurar tras la joya del final (todos esos cr-pr-br-trrrrs... después de la preguntita entrrrañable) es que de mi boca ya nunca nunca jamás saldrá.
Sé comprensivo, hombre, mientras sólo comamos y larguemos, y no nos dé por querer bailar flamenco...

Anónimo dijo...

Estimado,,,,,pero que digo,,,ESTIMADISIMO y casi QUERIDO QUIQUE,,,
Me veo "casi" retratado en tu columna de hoy, aunque he de aclarar que a mi personalmente me gustan más los productos del campo (chicharrones, carne mechada, manteca colorá, chuletón, etc,,,) que los productos de la mar (a los que no hago ascos). Quizás porque a mi mujer, a la que tambien conoces desde la adolescencia, no pronuncia las "eses", y es "autoctona"..... Sopesaré lo de irme a vivir alli, de hecho sabes que tengo muchas ganas de hacerlo. Quiero dejar de llevar sobre mis espaldas la economía nacional, y pasar a llevar esos horarios de Invierno, con dentistas (a ser posible los menos). O mejor todavia, quiero llevar la economía
nacional desde el centro de mundo,,,que es sin duda El Puerto de Santa Maria, y no Bilbao como creen muchos.
Un abrazo, y nos vemos si Dios quiere este mismo fin de semana.
Alvaro

Anónimo dijo...

No se podía expresar mejor ni con mas gracia, lo que sentimos los autóctonos, aunque yo lo sea sólo desde hace 22 años.Insuperable.

Anónimo dijo...

Este articulo ha tenido mucha mala leche.....

Aqui en el midwest, sin playa, con tanto calor como un dia de levante, con una humedad estilo barcelona y sin playa ... y sobre todo sin pescado.

Uno, que siempre ha sido de los de filete con patatas creía que no echarí­a de menos el pescado en esta tierra del ganado, pero que caray...

Aqui hay poco pescado, salmón (congelado), atún (congelado), Catfish,(congelado, y con un especial sabor a petroleo) y Mahi-Mahi (Coryphaena hippurusco, congelado) y cada vez que voy por Sevilla arramplo con cualquier tipo de pescado. Desde las chiringueteras sardinas y caballas a los boquerones en vinagre (en los pescados azules) las doradas, salmonetes o lenguados....(en los blancos)

En cuanto al resto de la comida, hay cinco cosas que las llevo francamente mal,

1) la ya comentada ausencia del pescado
2) la ausencia de jamón, manteca colorada, panceta, chorizo, sobrasada, secreto, presa, pluma, solomillo (alwhisky) y todos los derivados del cerdo ibérico,
3) el no poder tomarse un café, café no ese agua sucia que preparan aqui (a ser posible con tostada de lo anterior)
4) el tamaño de las raciones. O te comes las guarniciones, o te comes el principal, pero las dos cosas no hay .....estomago que le entre
5) la hora de la cena (!a las 1800!!!!, cuando uno lo que tiene ganas es de una torta de Inés Rosales)

PD: Tinto se encuentra...Jerez también

E. G-Máiquez dijo...

Es como siempre como dice CB, J. I. Las susodichas "eses" voladoras son de las madrileñas. Es cierto que algunas andaluzas (va por zonas) sesean (otras zezean), pero yo hablaba, fíjate, de "eses que sí que existen en nuestra lengua". Las andaluzas seseantes usan o sueltan "eses" de fantasía y se olvidan de las canónicas: por supuesto, tiene su grasia.

Y mucho ánimo a J. E. con su Catfish y su Mahi-Mahi (Coryphaena hippurusco) que suenan heroícos.

Luis dijo...

Jeje, muy bueno. Con tu artículo me has llevado a casa. Y me has devuelto la sensación del verano. Me imagino perfectamente a los protagonistas y hoy voy a llamar.

He de matizar que la sensación de verano, si me falta, no sera por falta de calor. He pasado un fin de semana largo en Kansas City y en lo que es el midwest americano, se están friendo.

Por cierto, las tortas de aceite, incluidas las de Ines Rosales, están en el midwest.

Un saludo