martes, 31 de mayo de 2011

CERRADO POR EVALUACIONES

Que nadie piense, después del chiste de ayer (de hace cincuenta años), que cierro el blog durante una temporada porque tengo que dedicarme a las tareas del hogar. Tengo, pero sería una percepción errónea. He de echar el resto en el instituto; y además plantearme una cuestión metodológica. En el blogg, hasta ahora hablaba de mi intimidad, pero mi intimidad se ahonda y se ensancha y es cada vez menos mía. Su sujeto ha pasado del yo al nosotros. ¡Y he de evaluar ahora cómo se articula y conjuga eso…! El trampolínk, que tiene un mecanismo mucho más básico, no me plantea grandes problemas, en cambio.

lunes, 30 de mayo de 2011

Pregunta inútil



El chiste es de otra época. Un vendedor a domicilio (ya no quedan, llaman al móvil) le pregunta a un señor con delantal si su señora está en casa. Se titula “Pregunta inútil” y la gracia está o estaba en el entendido (de entonces) de que un hombre haría las faenas del  hogar sólo si su mujer ni estaba ni se la esperaba. Lo curioso es que ese chiste también tiene una lectura quizá no muy correcta pero inesperada y rabiosamente actual. Hoy la pregunta es igual de inútil… por todo lo contrario. El hombre practica las labores domésticas sólo cuando su mujer está en casa, animándole o, siendo francos, ordenándole (en todos los sentidos). Voy contra mi interés al confesarlo y quizá no tenga ninguna gracia, pero así —en general— son las cosas. 

domingo, 29 de mayo de 2011

sábado, 28 de mayo de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

La divina (diaria) comedia

“Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura”, escribió Rafael Alberti. En cambio, para ir al Paraíso cambiar es lo único que nos hace falta. Dicen, y yo lo creo, que basta con querer salvarse para salvarse. Parece fácil, pero no debe de serlo tanto si hacemos caso a nuestra experiencia. Sé por ella que me basta un rato de oración para poner cada cosa en su sitio, para salir feliz, para rozar con la punta de los dedos una creatividad que en condiciones normales se me escapa de lejos. Y, sin embargo, ay, cuánto me cuesta ponerme, y eso que no abrigo ni una duda sobre sus maravillosos efectos. Es eso: cambiar un poco de sitio y de postura, y ya valdría.

jueves, 26 de mayo de 2011

El arca (de Noé) de las palabras

En el haber de los diarios de Trapiello hay que apuntar también la riqueza de su vocabulario, que sospecho que es intencionada y hasta avariciosa. Ya el título de su libro El arca de las palabras apuntaba por un lado a la posesión y por otro a la idea de sortear un diluvio. Y en un diario antiguo decía, hablando de otro autor: "Son recuerdos, vivas experiencias de lo real, que cristalizan en algunas palabras que ya sólo se usan en ciertos pueblos de Castilla. Así que para mí será siempre la historia en la que aparecieron unos acericos y los acianos florecidos. Por eso da pena cuando el libro, que es corto, se acaba, pues parece que todas esas palabras fuesen a  morir de nuevo, caídas en un cementerio de pueblo, como piedras de mármol entre las malas hierbas". Exacto. Y para limpiar las malas hierbas con una segadora electrónica, aunque vaya a durar aquí sólo un día más, traigo la lista de las palabras que uno ignoraba de Apenas sensitivo. Me da más vergüenza incluso que la otra vez, porque ya soy más viejo, porque luego que busqué "gavia" en el diccionario se la he oído al jardinero y, sobre todo, porque he reincidido, maldición, en la ignorancia de dos o tres. Steven Pinker dice que una palabra hay que oírla nueve veces hasta que la recordamos y la usamos correctamente. Y eso me consuela, porque así, dentro de siete u ocho diarios más (qué delicia), ya me sabré y usaré todas éstas:

prestímano
lavajos
arbejones
hurgón
murmurio
gavia
tendejón
paleras
aristón
trianón
mesméricas
triaca
laurentes
barboquejo
caduceo
alcándara
alcahaz
atarjea
alcotana
maula
husmo
batahola
pantalonera
gavión
cadozo
falleba
peteretes
corras
lercha
leznas
zarramplín
espelunca

martes, 24 de mayo de 2011

Le mot juste

(Los profesores que van por ahí entre risitas haciendo antologías del disparate de sus alumnos no se dan cuenta de que tiran piedras contra su propio tejado. Este no es el caso, sino todo lo contrario.)


Para subir nota, los alumnos que quieran deben leer un libro que yo les recomiendo entre los más míos. A esa alumna le cayó en suerte El Gatopardo. Cuando ha venido a comentarme la obra y a cambiar impresiones, ha empezado: "No lo he entendido bien. Es que como estaba en prosa…"


Yo, tras hacer una profunda reverencia a Monsieur Jourdain, he dado una cabezada de asentimiento por mi cuenta y riesgo. La pobre alumna (de 2º curso de un ciclo superior, tras un brillante bachillerato y el año que viene, D. m., empieza medicina) lleva veinte años leyendo cosas que efectivamente no están en prosa, la pobre, ni en verso tampoco, por supuesto. El choque frontal con Lampedusa era inevitable. No ha habido víctimas, porque la víctima venía de lejos. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Qué lista

Carmen nos ha dado una noche de perros. ¿Serán los dientes? ¿Fiebre? ¿Frío? ¿Calor? ¿Destemplanza? No le des más vueltas, Leonor. Yo creo que nos previene contra la euforia electoral. Quiere que leamos la letra pequeña de los resultados y que, desengañados, a pesar de dos o tres alegrías, nos echemos a llorar con ella. 

domingo, 22 de mayo de 2011

ReLECtura

Las promesas que nos hacemos a nosotros mismos  cuesta mucho cumplirlas, curiosamente. Pero con la que me hago en el artículo de leer a Lec he cumplido, y qué oportuno para seguir dando vueltas a lo de Sol, mientras ellos se aclaran o se eclipsan:  


No os dejéis imponer la libertad de expresión antes que la libertad de pensamiento.
*
Vox populi vox Dei ex machina.
*
¡Hay que popularizar el elitismo!
*
Hay un sistema del que no vamos a lograr salir a cierto plazo: el solar.
*
Donde todos cantan a coro, la letra no importa.
*
A veces algo nos pone un nudo en la garganta , para no dejar que la voz del corazón nos llegue a la cabeza o viceversa. 
*
Lo sabes: si tu posición es indefendible, siempre puedes conquistarla.
*
Nos deforman las fórmulas.
*
Era la conciencia de su tiempo, que no la tenía. 
*
No seáis originales a toda costa! Aunque antes de vosotros algunos ya hayan dicho de un auténtico granuja "¡Golfo!", repetidlo.
*
¿Cuándo nace el pesimismo? Cuando se juntan dos optimismos diferentes. 
*
Todo régimen acaba convertido en ancien regimen.
*
Todos quieren nuestro bien. No dejad que os lo quiten.
*
La política: carreras de caballos de Troya.
*
Tengo miedo de la mezcla de estilos, por ejemplo del renacimiento del realismo socialista. 

sábado, 21 de mayo de 2011

Cada uno, su cruz

Cada uno lleva —nos avisa la ascética— su cruz a cuestas. Yo la mía la cargo en la muñeca izquierda. Es el reloj. Gestiono mal el tiempo y nunca lo tengo para nada y siempre voy tan corriendo que me salgo por las curvas de su esfera. Razón de más para soñar con el Cielo: allí no habrá tiempo que nos persiga ni al que perseguir, corriendo en redondo y en ridículo como en las películas de cine mudo. Aunque sólo fuese por eso, ya sería el paraíso. Por ahora, miro las manecillas y veo los brazos de una cruz, pequeña, claro, porque es mía. Y, por eso, cambiante, distorsionada, en desorden, a veces casi de san Andrés, o de san Pedro, nunca perfecta. Normal: es la mía. Y tengo que amarla por eso. 

viernes, 20 de mayo de 2011

Rosal de luz

Hace poco Jaime Nubiola se hacía eco de una historia sobre Bismarck, embajador en San Petersburgo en 1860. Para los que no quieran hacer click y leerla en v.o., la recojo y la recuento. Al parecer le llamó la atención a Bismarck una circunvolución que hacía la guardia de palacio en torno a un viejo parterre y preguntó a Alejandro III la razón de aquella extraña maniobra. Como el zar no lo sabía, se inició una investigación que arrojó como resultado que 149 años atrás la zarina Catalina I había hecho colocar en aquel parterre unos hermosos rosales, regalo de Felipe V de España, y para honrar el regalo y cuidar los rosales había ordenado a la guardia aquel rodeo. Murió la reina, murió el rosal, pasaron los años, se perdió la noticia del regalo, pero siguió manteniéndose imperturbable la maniobra de la guardia. Argumenta Nubiola que conviene conocer la razón que alienta detrás de cada costumbre, y hasta ahí estoy de acuerdo. No dice, sin embargo, si la guardia renunció a su circunvolución. Sospecho que sí, y me temo que aquello pusiera en marcha la compleja concatenación de causas y consecuencias, zarandeadas por los azares (como quien agita un cóctel (molotov)), que acabó en la revolución rusa. Hubiese sido muchísimo mejor dejarlo como estaba y más caballeroso, desde que se conocía el motivo. Quizá el rosal todavía hubiese podido renacer, como el árbol del poema de Jiménez Lozano. Y en cualquier caso, con la vuelta se recreaba un rosal de sueño y luz, bellísimo. Y además, lo entendiese o no el muy alemán Bismarck, ¿qué prisa tenía la guardia de palacio? La línea curva —dijo Mario Quintana— es el camino más agradable entre dos puntos. 

jueves, 19 de mayo de 2011

Valiente sastre


Me informa mi mujer de que un tal Karl Lagerfeld ha puesto sus condiciones para diseñar el traje de bodas de Alberto de Mónaco. El príncipe tiene que adelgazar. Sospecho: ¿será una indirecta de mi señora? Pero no. Esta vez lo gordo de la anécdota es la asombrosa inversión de valores que vivimos en todos los órdenes o, más bien, desórdenes. Hace nada cualquier sastre hubiese sido feliz de diseñar para una testa coronada, aunque fuese de un principado casi de juguete, como Mónaco, pero hoy se permiten poner reparos y requisitos. Los sastres de los cuentos podrían ser o valientes o sinvergüenzas, como los del traje del Emperador, pero guardaban al menos las formas. 

miércoles, 18 de mayo de 2011

Regalo


A veces algún lector me pondera del blogg que tanto trabajo mío lo ofrezca for free, como si no fuese suficiente pago el lector mismo, y encima agradecido. Además, muy a menudo, me hacéis regalos estupendos, aunque ninguno como éste. Dice el anónimo benefactor que el poema quedaría mejor con mi voz, pero no lo creo: así es la rosa, y su lectura resulta insuperable. 

(No sabía que había colgado yo ya tantas fotos, y lamento que ninguna de Leonor, aunque no sé si tengo su permiso, y su presencia así se hace más absoluta, como una sombra de luz.)

Dignaos

El desencanto lo comparto, pero cuánto mejoraría la estética y los planteamientos  del movimiento juvenil tan coreado en los medios si su lema fuese "Dignaos". Lo que falta a nuestra democracia es el sentido de la dignidad, de la dignidad política, social, profesional y, sobre todo, personal. 

martes, 17 de mayo de 2011

Así pesan

Las agendas están empedradas de buenas intenciones.

Mando en plaza

En la mili, mi comandante, apiadado, me puso una mesa estupenda para que estudiase mis oposiciones: hasta silla ergonómica tenía. Pero luego se pasó los nueve meses llamándome cada cinco minutos: “Máiquez, póngame un café; Máiquez, lléveme a comprobar el estado de las instalaciones (de tenis, que era su gran afición); Máiquez, qué buen día hace, eh, etc.” Yo miraba a mi mesa, en un ángulo oscuro, solitaria e inútil. Lo he recordado porque mi mujer, para que no me distraiga tanto, ha trasladado mi despacho arriba, al dormitorio. “Allí estarás más tranquilo”, fueron sus palabras exactas y cariñosas. Pero me llama desde abajo para esto y para lo otro, como el comandante, aunque con más autoridad. El mando tiene eso, por lo que se ve. 

lunes, 16 de mayo de 2011

Muá y más

Un año se pasa flotando.
*
Muá.- El primer beso de mi hija. Yo me quedo literalmente sin palabras. Menos mal que Bécquer medio viene en mi ayuda, también tambaleándose:
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.
 *
Viendo como me gusta, he decido aprender de Carmen a tratar a Dios Padre. Le echo, pues, los brazos, lloro mucho si tropiezo hasta que Él me coge, le doy la manita para andar, lo pico un poco prefiriendo a la Madre… Mi jaculatoria de estos días es “¡Muá!”.

*
Cada bebé viene con un mundo debajo del brazo. El de Carmen lo iremos descubriendo a medida que ella lo vaya explorando y colonizando. Tendrá amigos, ilusiones, éxitos y fracasos, amores, probablemente un marido, hijos… Por lo pronto, ya nos ha traído a Amparo, y desde el otro hemisferio, para que veamos cuáles son sus poderes. 

*

Desvelado, en silencio:
Hoy mi hija duerme
en el cuarto de al lado.
Empieza a irse.
*
No anda, zapatea… por alegrías. Y llora por soleás. Aunque enfadada, por martinetes. Cuando calla y descansa y cierra, por fin, los ojos es una fiesta: duerme por bulerías.
*
Prefiere a su madre y no puedo estar más contento. Demuestra inteligencia, buen gusto, elegancia y, de paso, impermeabilidad a la ideología de género. Esto promete.
*
Su primera palabra fue “¡Hola!” y nos parecía muy dulce que saliese tan sociable. Pero la segunda fue: “¡Agua!” señalando a la playa. ¿Y si en vez de un “hola” era una “ola” salada y tenemos aquí una pequeña marinerita en tierra. La tercera ha sido: “¡¡¡Gamberra!!!”, que parece un juramento del capitán Haddock… ¡Rayos y truenos!
*
El mayor espectáculo del mundo: Carmen aplaudiéndolo.
*
Hasta el aburrimiento es para ella una novedad sorprendente.

*
Su burrito de peluche, ¡eso es vida! Ella lo abraza. Lo acuna: “Nanai-nanai”. Lo besa más: muá y muá... (¿Quién me iba a decir que acabaría envidiando a un puñetero burrito de peluche?)


* 
Leonor se preocupa por Enriquito, que está al nacer. "¿No le estaremos haciendo poco caso?"… "Va a ir siempre con ropa heredada, el pobre"… "¿Le estarás escribiendo algo, verdad?"… "Tienes que dedicarle un libro"… "¿Guardas sus ecografías?"... Despreocúpate, le digo, viene con lo más importante aprendido: Enrique es un caballero. Sabe que las señoritas primero, impermeable a la ideología de género. También promete.



domingo, 15 de mayo de 2011

Excepción

Sé que a la gente le gusta leer lo que piensa, pero prefiero que piense lo que lee. Por eso, cuando me dicen que por qué no escribo de esto y de lo otro, y me dibujan en el aire el argumentario, aunque no digo nada, pienso: "Si ya lo pensáis, para qué". Con este artículo hago una clamorosa excepción. Se me partía el alma al oír contar las cuentas de los amigos que nos llevan delantera en su familia: los que tendrán que sacar a sus hijos del colegio, aunque están encantados, los que ya al pequeño no lo han metido, los que no pueden tener más... 

sábado, 14 de mayo de 2011

Katyń

Ha querido la llamémosle casualidad que haya visto la película Katyń después de la beatificación de Juan Pablo II, tras haber contemplado una plaza de San Pedro rebosando de banderas polacas. Lo había intentado cuando la estrenaron, pero se me escapó. Ahora, gracias a internet, lo conseguí, y ha sido en el momento perfecto. La beatificación es, en realidad, el final de la película, que trata sobre la atroz matanza que los soviéticos aplicaron sistemáticamente a más de 20000 oficiales del ejército polaco, entre los que se contaban militares profesionales y universitarios movilizados. Descabezaron, por tanto, a aquella nación. La película no da un atisbo de esperanza, ni siquiera a los que sobrevivieron, ni a sus familias, ni a quienes intentan resistir, ni a las nuevas generaciones. El comunismo iba a durar siglos, parecía, y ahí se acababa todo, y acaba la película. Pero en verdad la película cuenta con que nosotros sabemos que la historia, inesperadamente, iba a seguir por otros derroteros bien distintos (y lo atestigua con su misma existencia). Nos recuerda, por tanto, que la verdadera esperanza es siempre contra toda esperanza, como el título de los diarios de la resistente rusa Nadezhda Mandelshtam: Esperanza contra esperanza. Apenas si se nombra a Dios en Katyń, sólo sale algún sacerdote de actor secundario o terciario, y a veces se ve que los polacos rezan, pero nada más. Sin embargo, la película deja tan implacablemente claro que Polonia no tenía nada que hacer que se siente nítidamente que su resurrección ha sido un milagro. También la Pascua es un momento maravilloso para verla. 



viernes, 13 de mayo de 2011

Sí, ya lo sé

Me lo cuenta la madre de la protagonista, que es amiga mía, y aunque ella no se da cuenta, porque tiene otras preocupaciones, su historia tiene la textura emocional de un buen poema. Mi amiga le decía a su hija de 15 o 16 años cada vez que se la cruzaba por el pasillo de la casa: “¡Qué guapa eres!” La respuesta de la muchacha variaba mucho, pero siempre entre los estrechos márgenes de un “¡Uf, qué lata das!” y un “No seas mentirosa, anda, mamá, que no hace tanta falta”. Ahora la niña se ha echado un novio. A la madre le preocupa porque la ve demasiado jovencita. Pero el otro día, cuando se la cruzó por el pasillo y le dijo: “¡Qué guapa eres!”, ella contestó, sonriendo: “Sí, ya lo sé”.

jueves, 12 de mayo de 2011

Copla y haiku; anécdota y haibun

De buena mañana todo me cruje. Y he recordado que anoche fue el alumbrado de la feria de mi pueblo, a la que, por unas cosas u otras, llevo años sin ir. He canturreado:
Taca-taca-taca… Tocan
mis huesos las castañuelas
con muchas ganas de feria.
Pero sólo mis huesos. Leonor, de ocho meses, no está en condiciones de darse la paliza ésa, que llaman fiesta, y yo —osamenta aparte— feliz. Es más silencioso y luminoso el estado en que nos encontramos. Más japo que flamenco, diríamos. O sea, que nos conviene un haiku o en todo caso un senryu, pero en serio, con cierta pretensión simbólica. Podría titularse “Maternidad”:
La embarazada
mira y no ve sus pies.
Ya va borrándose. 

miércoles, 11 de mayo de 2011

Gongorina

Al borde de la cuna de Carmen, a la espera (paciente) de que caiga rendida, hacemos tertulia Leonor y yo, que no hemos leído, ay, Duérmete niño y desconocemos, por tanto, la metodología correcta. Hablamos, por matar el tiempo, de ciertos problemas laborales. En un momento dado aconsejo: “Ándeme yo caliente/ y ríase la gente”. Y Carmen suelta —justo entonces— una carcajada de gozoso asentimiento. Abrimos nuestros ojos como cuatro cíclopes asombrados: “¡Mira si la niña nos sale gongorina…!”

Hunos y hotros

A estas alturas y con los champús tan buenos que hay, nada más casposo que acusar de casposo a nadie. Huele a naftalina y a discurso de los años setenta del siglo pasado. En consecuencia, a nuestros viejos progres les apasiona: “casposo, casposo”, acusan a troche y moche. Observen  el lenguaje de opereta que gastan últimamente. Es una experiencia inolvidable oírles exclamar: “deleznable, bazofia, infundio, infamia, desmán, detestable, proclamo, miente como un bellaco” cuando alguien les pide explicaciones de presuntas ilegalidades o de su gestión. Qué castellano más rancio gastan. Si la cara es el espejo del alma, el vocabulario es el eco de la conciencia. Y sus poses ofendidas, oh, sus poses ofendidas, qué teatralidad más grande. 
**
Tampoco podría votar a otros que dicen “los ciudadanos y las ciudadanas”. Vamos a ser pocos los que no, pero los motivos son muchos. Algunos desconfían tanto de los extremismos que les repele apostar por quienes se confiesan “extremistas de centro” [sic y toma oxímoron]. Otros no ven clara (porque es oscura) su posición ante el aborto. O ante las autonomías y los nacionalismos. O su posición de perfil (viva moneda que siempre se volverá a repetir) ante la aprobación de Bildu. Mentiría si dijese que soy indiferente a esos extremos (de centro), pero para mí la importancia del lenguaje es inmensa. Relatando Hannah Arendt el juicio a Eichmann, se refiere a la incapacidad de éste para expresar “una sola frase que no fuera una frase hecha. […] Cuanto más se le escuchaba, más evidente era que su incapacidad para hablar iba estrechamente unida a su incapacidad para pensar”.
***
Y viendo lo que hay, ayer me decían que nuestra democracia no tiene remedio, y yo replicaba, encomendándome a Chesterton y a Capra, que el remedio es más democracia nuestra

martes, 10 de mayo de 2011

El picudo rojo






El picudo rojo asola España. Que nadie me vea una doble intención: el voraz escarabajo se llama rojo, y ha desmochado nuestras más airosas palmeras. Además, dicen que practica la discriminación positiva y sólo la tiene tomada con las palmeras machos, pero eso parece pura demagogia. Sea como sea, ha dejado a su paso un paisaje de palmeras secas y decaídas. Algunos, por suerte, han llegado a tiempo y las han tratado con pesticidas, que no serán muy ecológicos, pero salvan a las palmeras. Ahora se ve el tronco muy pelado y un pequeño brote verde en lo alto. Antonio Machado quiso apuntar en su cartera la gracia de la rama verdecida de un viejo olmo. Aquel milagro de la primavera era un símbolo de esperanza. Humildemente, vengo a hacer lo propio con esta palmera. 

lunes, 9 de mayo de 2011

La vida acaba mal, pero no acaba nunca

Me he escrito ya varios epitafios, y lo que te rondaré, morena, y, sin embargo, el que mejor le vendría a mi mármol es casi un verso de Juan Peña, que reza: “La historia acaba mal, pero no acaba nunca”. Realismo, humor y esperanza, más a mi gusto imposible, aunque no sea mío, o por eso mismo. Tiene el mismo contraste —el propio de la vida— que el título del libro de Peña: Dura seda. Copio el poema entero:
...................THE END

Ahora que me lees
soy algo así como el protagonista
de una historia de cine,
que empieza cada vez que alguien la mira. 
La historia acaba mal, pero no acaba nunca.

domingo, 8 de mayo de 2011

Michelson & Morley

Estoy disfrutando lo que no está en los escritos con El diario de la felicidad de Nicolae Steinhardt. Cuenta su conversión, pero habla de todo. Y traslada la conclusión del experimento de los físicos Michelson y Morley ("Dentro de un sistema cerrado no se pueden hacer observaciones de los movimientos absolutos porque el observador forma parte del engranaje") al Derecho Político. Efectivamente, el Tribunal Constitucional —piensa el lector español actual, conmocionado (no puedo decir que sorprendido) por la aprobación de Bildu—, ¿cómo va a juzgar si está metido hasta las trancas en el engranaje de la política? Hasta el edificio de su sede tiene forma de cubilete, de pieza de mecano de juguete y de thermomix para cocina rápida, pero a lo bestia.

sábado, 7 de mayo de 2011

Aristocracia de intemperie

Estoy disfrutando lo que no está en los escritos con El diario de la felicidad de Nicolae Steinhardt (vía). Ya vendrá el barbero con las navajas, pero por ahora, el sastre: para muestra, un botón:


Tal vez sea pura blasfemia, pero tengo una teoría propia según la cual Cristo no se nos muestra en los Evangelios únicamente como tierno, bueno, justo, sin pecado, misericordioso, poderoso, etc.


En los relatos de los Evangelios --sin excepción-- se nos aparece dotado de todos los atributos maravillosos de un gentleman y de un caballero.


En primer lugar, porque está ante la puerta y llama. Es discreto.


En segundo lugar, porque tiene fe en los hombres: no es malpensado. Y la confianza es la primera cualidad del aristócrata y del caballero; la suspicacia es por el contrario, el atributo fundamental del hipócrita. […]


Sigamos. Cristo perdona con facilidad; plenamente. […]


Cristo siempre está dispuesto a ayudar; es lo que más desea. Es compasivo. Se apiada de la viuda de Naín, de los ciegos, de la mujer encorvada, sin que le hubieran pedido nada. Sabe dosificar su aprecio, da a cada uno lo suyo. A la cananea, que ha demostrado constancia y valor, le dice más cosas que a los otros que absuelve y utiliza una fórmula complementaria: "¡Oh, mujer, grande es tu fe!". (Sólo a ella; sólo a ella le dedica un ¡oh! exclamativo y el calificativo de grande.)


Siempre es atento y cortés (y en este punto es extremadamente cuidadoso) A Judas lo llama amigo. […] ninguna cortesía meramente formal. […] Y siempre que da, da con abundancia, más de lo que es debido, aristocráticamente. […] para disfrutar de la alegría de gastarlo todo (que es lo mismo que sacrificarlo todo) en momentos de elevación espiritual. Y esto es un gesto noble; el noble es capaz en cualquier momento de sacrificar su vida o  de desparramar su fortuna. […]


La fe en los hombres, el valor, el desapego, la benevolencia con los desgraciados de los que no puedes sacar ningún provecho (enfermos, extranjeros, encarcelados), el sentimiento seguro de la grandeza, la predisposición al perdón, el desprecio ante los prudentes y los ahorradores: todas ellas son cualidades del gentleman y del caballero. 


Invita a todos los hombres a reconocerse como lo que son en realidad: hijos del padre, del dueño. Desde este punto de vista, el libro más cercano a los Evangelios es Don Quijote, puesto que el caballero de La Mancha les dice a los de la venta que son caballeros sin saberlo y les pide que se porten como tales. 


En la lectura del Evangelio de la misa de ayer me asombró, después de haber leído esto, más que el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, que Jesús dijese a la muchedumbre: "Sentaos". Con cuánta delicadeza lo diría; y por supuesto eligió un lugar delicioso, el mejor, donde había mucha hierba verde. 

viernes, 6 de mayo de 2011

La semiseguidora perdida

.........................A Javier Liniers, por prácticamente lo mismo.


Aquí, hablo de todo: de poesía y de política, de anécdotas y de categorías, de mi intimidad y de la vida social, etc. y etc. Una vez una chica se excusó por ser sólo una semiseguidora: nada más le interesaba cuando escribía de mi mujer, de mi hija o incluso de mi suegra. Se lo agradecí, porque siempre es mucho que algo (esto o aquello) de lo mucho que uno escribe le guste un poco a alguien. Ahora se ha excusado porque dejó de semiseguirme. Tuvo su tercer hijo, y ya no le queda tiempo ni de leerme selectivamente un rato, se lamenta. Vuelvo a agradecérselo. Aspiré siempre a tener lectores (semilectores) inteligentes, y ¿quién más que quien sabe qué importa más y qué menos?

jueves, 5 de mayo de 2011

Nuestra abuela

Por suerte, en todas las entrevistas hay una pregunta que ya me sé y que cae seguro. La que dice: "¿Cómo es la convivencia poética con un hermano?" Y yo entonces recito: -"¡Qué tema el de los hermanos escritores! Nos llevaría de nuevo a su pregunta sobre la importancia de la familia. Pero resumiendo, Jaime es un privilegio. Tengo muy cerca a un poeta que admiro y, además, a un corrector sensible e inteligente que no gasta miramientos conmigo". Ahora, leyendo sus poemas en PD he descubierto otra ventaja más. Me enseña que hay poesía delante de mis narices (cuatro años más viejas mis narices, además) y que no veo. Cuántas veces habré yo desayunado con mi abuela y ha tenido que venir él a escribirlo. Es una lección también privilegiada y maravillosa: la poesía del mundo no se acaba nunca, no seremos jamás demasiados, poetas de uniforme o de la secreta (esto es, lectores), los que la busquemos y encontremos y compartamos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Autodiagnóstico

Un mérito que he olvidado reconocerles a todos los que quieren estudiar Medicina es que no sueñen con ser futbolistas (aunque muchos quieren ser médicos deportivos y otros fisioterapeutas). 


Como estoy hablándoles de orientación profesional, ayer pasé el artículo a mis alumnos (sobre todo, alumnas) de Cuidados Auxiliares de Enfermería. Aseguraron que lo entendían muy bien, pero, cuando les pregunté, entendían que se estudiase Medicina, porque no hay paro. "¿Y ya?", pregunté, preocupado. "Bueno, que haría falta gente para otros trabajos". De la argumentación central, quizá porque me enredé con esa vieja idea mía sobre las series médicas, no habían cogido nada. Volví a la carga: "Por ejemplo, ¿quién va a querer estudiar Filosofía si no existe la verdad, si todas las opiniones valen lo mismo, oh, tolerancia, si cualquier diálogo se aborta rápidamente diciendo 'eso es lo que tú piensas' o la ley o la mayoría, quién?" Y como nadie en esa clase tiene ni tuvo interés por la Filosofía lo entienden ahora, ah, ahora, perfectamente. 


"O sea", concluyo, "que soy mucho mejor profesor que escritor". Y dicen a una, sonriéndome: "¡Sí, sí!" 

martes, 3 de mayo de 2011

Rosa y espinas

La primera vez que pintó Carmen fue el domingo por la mañana. Lo hizo sobre mis rodillas (en todos los sentidos, pues la tinta llegó a mi pantalón) y sobre la revista Clarín, sobre las versiones de las rubayatas de Omar Jayyam de Javier Almuzara. Le hizo muchísima gracia ver el trazo tembloroso e imborrable que dejaba su mano. Yo vi, como quería Omar o Almuzara, quién sabe y qué importa, a la airosa rosa mecerse con la brisa


La primera vez que le di un cate fue el domingo por la tarde, domingo de la Divina Misericordia. Pataleaba como un futbolista mientras le ataba los zapatitos y puse pie en pared. Quédose quieta, pero lloró amargamente, no por el dolor (fue un cate-caricia), sino por la vida, y tenía razón, como la niña de Góngora. Su madre oyó algo raro en ese llanto metafísico y preguntó: "¿Qué ha pasado?" "Nada", mentí. Como Carmen es muy buena, me perdonó enseguida y se echó al suelo, a andar, de mi mano, con sus flamantes zapatitos muy bien atados. 

lunes, 2 de mayo de 2011

El pueblo es sabio

Van ya dos veces que me han explicado por la calle que hoy es fiesta porque el día de la madre cayó en domingo y se ha pasado al lunes. Ah. Este año, al sentido común le repugna la idea de una Fiesta del Trabajo. Si fuese, al menos, un día de luto nacional, todavía… 

domingo, 1 de mayo de 2011

Beato ille

Pensando mi artículo me di cuenta de que el poema de d'Ors "Toda la verdad sobre Juan Pablo II" es todavía mejor de lo que yo siempre había admirado (y no hace falta decir que era muchísimo). Además de recoger notarialmente las críticas de entonces a JPII y de neutralizarlas, el poema hace el vivo retrato del desconcierto que la magna personalidad del papa produjo en el mundo. 
.............TODA LA VERDAD SOBRE JUAN PABLO II
Qué sabrá él de la vida de la gente diaria
siempre retirado allá en lo alto del Vaticano
si apenas conoce nuestro mundo occidental
y casi nunca está en el Vaticano qué irresponsabilidad
tanto viajar de un sitio para otro
porque cómo podrá comprender otras culturas
si sólo conoce el mundo occidental
y lo que dice interesa únicamente a cuatro viejas
pero siempre se pone del lado del capital
y a qué viene todo ese fanatismo masivo de los jóvenes
ni que fuera los Rolling Stones
qué pesado siempre con los obreros los obreros
amargándonos la vida
tan conservador
que hasta se ha empeñado en imponer cambios
en las costumbres tradicionales de la curia
siempre tan débil dejándose influir por lo que dice el Opus
que viaje todo lo que le dé la gana a mí me es indiferente
y es tan autoritario que nunca tiene en cuenta lo que le dicen
y además no soporto que esté siempre viajando de un lado para otro
Gracias a un encargo, he vuelto a leer El taller del orfebre y es todavía mejor de lo que siempre había admirado (y no hace falta decir que era muchísimo).