martes, 2 de abril de 2013

Azul regodeado


Por amor a las tardes y al equilibrio habría que hacer el cambio de horas al revés. Cuando el día se acorta, ofrecerle el oxígeno de una hora más. El sistema nuestro es recochineo: si las horas de luz menguan, además, haciendo leña del árbol caído, se le sustrae una hora a la tarde. Y lo de ahora, es regodeo: si los días crecen, se les suma, dándole al que tiene, una hora, encima. Ya sé, ya sé lo de las mañanas, pero qué importaría ir al trabajo de noche, como nuestro ánimo cada comienzo de jornada. Lo importante es cómo se termina. Y ser equitativos y compasivos.

Yo, ya digo, lo haría al revés, pero disfruto de estas horas de azul hondo. También disfrutan, y cuánto, y cómo (volutas voluptuosas), y cuántas, incansables, las golondrinas, que han llegado en masa, de golpe, tanto tiempo después de que llegase la primera. Ayer tarde lo vi claro: las golondrinas son epicúreas. 


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