martes, 21 de enero de 2014

Logoterapia


Cómo me cura la literatura. El otro día recordaba (aunque era en clase no diré que "explicaba" porque me temo que no me entendieron) lo del Cielo de la boca. En vista del abismo de incomprensión, no me atreví con aquel verso fantástico de Ibáñez Langlois que denuncia a nuestra época freudiana y "su complejo del complejo de Edipo", pero aquí lo tengo, de guardia permanente. 

Lo digo, porque entre Dante y la cábala, a veces me pongo muy pesadito con los números, como he contado alguna vez. Pero me cuenta Kenneth Rexroth en el prólogo de Cien poemas japoneses que ellos y los chinos siempre incluyen más poemas de los anunciados en el título porque trae buena suerte. Me ha encantado. Es una medida muy sabia porque siempre puede haber algún poema que no lo sea o que se le escape al lector. Para llegar al número ideal, si uno no es Dante, lo mejor es pasarse de largo, que ya vendrá la realidad con sus rebajas. 


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo haber leído, no sé a quién, y comprobado, que, como los chinos, los estudios filológicos de Menéndez Pidal dan siempre más de lo que sus títulos prometen.
Jilguero.

Anónimo dijo...

Eso de que 'los chinos den siempre más...', etcétera, me parece a mí grandemente discutible. Yo no lo diría del chino de mi barrio. Y no es por meterme con la tienda, donde a veces compro cosas.

Anónimo dijo...

Es curioso, por estos pagos (UK), la calidad la entienden como "delivering beyond expectations". Aunque, bien mirado... podria ser una forma de caridad. BB