sábado, 7 de marzo de 2015

Gag


La  última meditación del día (estoy de curso de retiro, aunque externo) fue sobre la alegría de los hijos de Dios. Hay que saber reírse de uno mismo, nos recomendó encarecidamente el cura. Salimos pitando para llegar a cenar cada cual a su casa, pero yo tuve que parar en la gasolinera, vaya. Soplaba un viento helado y dos operarios y una chica me miraron llegar y bajarme desde la gran cristalera de las oficinas. Salí, muy serio y ejecutivo, y di la vuelta hacia al surtidor y, entonces ,el coche salió andando. Había olvidado dejar una marcha o echar el freno de mano. Tuve que trotar, abrir la puerta del copiloto, tirarme y darle al freno de mano. Salí menos ejecutivo. Ninguno de los tres miraban, disimulando.

Qué rapidez poniendo en práctica los buenos propósitos del retiro… y eso que había apuntado, escéptico y serio: "Las buenas intenciones son aforismos hacia adentro, adentrismos". 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué casualidad. Ayer por la tarde me pasó lo mismo en un aparcamiento cuesta abajo. Por suerte,el coche que estaba delante detuvo al mío sin sufrir daño,según su dueño. Pasa cuando no se está en lo que se está.
Jilguero.