martes, 30 de junio de 2015

Graduar


Ayer volví a graduarme la vista. Es incomodísimo el sillón ese: decidir con qué variación leve de lentes ves con más nitidez las letras del fondo. Yo voy angustiándome en un mar de dudas. Lo peor es la paradoja: tienes que mirar lo que pone en el cartelito luminoso pero te estás mirando los ojos que miran, vueltos sobre sí mismos, casi girados en las cuencas como en una película de miedo. Es una imagen del solipsismo.

La vista lo único que no quiere es verse: está volcada sobre el mundo. 

Se lo cuento al óptico, pero no lo confundo. "¿A ver ahora: mejor?", pregunta cambiándome un cristalito por otro idéntico...


lunes, 29 de junio de 2015

Suave es la noche


Para terminar el análisis de los resultados de la evaluación ordinaria, teniendo en cuenta que las notas se acabaron de meter anteayer, como quien dice, y mi natural procrastinador, tuve que quedarme hasta bien tarde por la noche. 

Cómo puede consolar una frase. Me la dijo a la salida de misa, Gonzalo Altozano, cuando le conté el panorama que se extendía ante mis horas, y es de Amando de Miguel: "Nos hacemos profesores porque no queremos dejar de ser alumnos". Encaré mi noche con el espíritu del estudiante de Derecho que fui, rejuvenecido. 

En los momentos flojos, lo tomaba como un castigo a mi pachorra, y me venía arriba. 

Esa misma tarde me había pegado [qué verbo más exacto] una buena siesta y luego tuve cargos de conciencia. Pero ahora, en mitad de la noche, me alegraba de la siesta. No hay que juzgar[se] demasiado rápido.

Las noticias de Grecia. 

Salía al jardín, a la luz de la luna, y me felicitaba de estar despierto. Oh, luna, consuelo de los insomnes. 

Por cierto, de pronto caí en la cuenta de que el corazón no para de latir, y que forzarte a una noche en vela también es un acto de solidaridad con él y con nuestros pulmones, tan sacrificados y tan poco reivindicativos. 

Pasado de horas, me entró —solo— la risa tonta. Me contó Leonor que anteayer se perdió Quique en el centro comercial y que ella y su amiga se inquietaron bastante. Cuando lo encontraron, ya en el coche, le reñían: "Qué miedo hemos pasado". Carmen terció: "Hasta yo me he asustado". Y está muy bien la observación, pues los niños viven mucho más tranquilos. Un indicador de peligro auténtico es ese: cuando los niños se asustan. Ahora, a toro pasado, sin haberlo vivido, a las cuatro de la mañana, me reía.

Como los malos estudiantes (exactamente), descubrí muy tarde lo que me gustaba la materia. Qué exactas son las matemáticas. Calculaba los tantos por ciento de aprobados, de suspensos y de muy suspensos; y no dejaba de pasmarme (¡letras puras!) de que todo cuadrase tan bien y que la suma diese 100 % y eso. A veces, como si me sobrase el tiempo, hacía las cuentas dos veces o tres, de distintas maneras, para regocijarme en el mismo resultado. 

Las matemáticas son mágicas. Cambias una coma de sitio o un verso y te cargas el poema, pero las cuentas, orden de factores creo que le llaman, cómo resisten, qué fuertes.


miércoles, 24 de junio de 2015

Atardecer de junio


Un viento frío, 
heraldo del verano 
porque acaricia.


Botones


Incluso las quejas de los demás tienen su interés. Para ilustrar el hecho de que todos los problemas acaban llegando a él, da con una buena imagen: "¿Qué botón es el que está más usado de los ascensores?". El bajo, contesto. "Pues eso me ocurre a mí, que soy el botón que todo el mundo acaba tocando". Entonces recuerdo una imagen bellísima. En la casa de un mi amigo, viven los padres, ya mayores, de una familia muy numerosa, que conozco algo, y que ha seguido creciendo con muchos nietos. En el ascensor de ese edificio está muy erosionado el botón B, como siempre. Pero también el botón del 6º, que es donde vive esa familia. Es verlo y se pulsa el botón de un verso de Miguel Hernández: "quedando / una mujer y un hombre gastados por los besos". 




martes, 23 de junio de 2015

Envidias


Me dicen: "Qué envidia tu casa" y la expresión, que sé inofensiva y amable, me rechina. La envidia es un pecado capital y, si la producimos, le estamos haciendo el trabajo al diablo, lo que no me gusta ni por el diablo ni por hacerle el trabajo a nadie (¡y gratis!). Sí, ya sé que es una forma de hablar, pero imaginemos que para decirle a una amiga lo bien que viene vestida le soltamos: "Umm, qué lujuria de traje". 

También es verdad que mi susceptibilidad debe de deberse a mi propio natural envidioso. Después, a lo largo de la tarde, ya atento a la expresión y sensible, me sorprendí envidiando (¡no diciéndolo educadamente, sino envidiando por dentro!) las más diversas cosas. La situación laboral de uno, las lecturas de otro, los premios de aquel, la inspiración, el ritmo de trabajo, el prestigio literario...

Qué vergüenza. Y cuando al fin puse pie en pared y me recité (me receté) el verso definitivo de Amalia Bautista: "Tengo envidia de mí cuando me amabas", que me parece la única envidia noble que hay, cuando me lo recité, me descubrí, ay de mí, envidiándole a Amalia su verso perfecto.


lunes, 22 de junio de 2015

De Julia a Julia





Un amigo me confiesa su enamoramiento de Julia Mottram a la altura de la tormenta en el barco. Como bienvenida al club, le cuento mi sorpresa cuando descubrí la relación entre nuestra Julia y la Julia Reis del poema de José Mateos. Le expongo las coincidencias, que fueron, en todo caso, subconscientes, porque, como me confesó Mateos, no lo había escrito pensando en Brideshead, pero había estado viendo por entonces la serie de la BBC, que le impresionó mucho. Están los nombres, los apellidos monosílabos, la perdición, el abandono, la seducción, las copas, la noche, los barcos perdidos y el secreto anhelo (un hilo) de salvación...

No le convenzo. Y, como buen enamorado, me riñe. ¿A quién se le ocurre comparar a Lady Julia con una chica a la que se ve en un asiento trasero de algún coche...? Hago pública mi respuesta, por continuar el debate y porque en este blogg hemos sido siempre muy de Waugh:
Naturalmente Julia Reis no inspiró a Julia Flyte. Es al revés y algo más serio: Julia Reis no hubiese existido sin la liberación de los 20-30 de las Julia Mottram y las Diana Mosley. Como yo lo veo, Reis sería una hija o una nieta de Flyte, más bien, pero con una relación de consanguinidad directa
Y que el glamour no te engañe, querido amigo. No hay diferencia moral alguna entre el asiento trasero de algún coche abandonado y el camarote abandonado de un trasatlántico de lujo en la tormenta. Tampoco entre lo que sabe media universidad y lo que sabe el todo Londres, por no hablar de las aventuras ocasionales que Lady Julia dice en la escena final que vivirá y que no serán nada comparadas al amor que sacrifica.  
Si dejamos que el lujo y la elegancia salven nada, que no lo salvan, nos olvidamos que sólo redime la Gracia, el amor y la Gracia. 


sábado, 20 de junio de 2015

Ni Dios (dos)



Qué risa —por dentro— ayer. Se repitió la escena que contaba en este artículo


Pero todavía más teológica. Afirmaba, muy enérgica, una compañera que "La ley de Protección de Datos no la cumple ni Dios". Y yo no podía dejar de sonreír, de reírme por dentro, de morderme los cachetes para mantener la compostura. ¡¿Cómo va a cumplir Dios omnisciente la Ley de Protección de Datos?! Cómo se entere el fiscal. Dios está de un políticamente incorrecto que enamora, la verdad. 


viernes, 19 de junio de 2015

Sobrinos


Hay en mi pueblo una concentración de moteros de Harley Davidson. Hay quien dice que el PP sembró y que el tripartito (PSOE, Podemos, IU) recoge los frutos del evento. Yo, viendo a los moteros, diría que todo ha sido una transición modélica y una muestra de cómo el PP ha preparado (bien que inconscientemente) el cambio. En la calle, camino unos metros al lado de un motorista sesentón, tatuado hasta el colodrillo, que va hablando por teléfono. Me asombra oírle decir, con ternura: "Bueno, hijo mío". Disfruto el momentáneo contraste.

Pienso en la paternidad. Y, luego, en la tiídad. Casi simultáneamente he tenido dos sobrinos, uno por Jaime, que se llama Gonzalo, y otro por mi cuñado Agustín, que se llama Federico. Generación abajo, lo más cercano, después de un hijo, es un sobrino. Y, sin embargo, qué lejano, en comparación. Que ambos niños estén en Madrid, lo acrecienta, claro; pero es más ontológico. Y más práctico. Imagino a mi hermano y mi cuñado levantándose en mitad de la noche, bregando con los lloros y los pañales y las tomas, mirando por el rabillo del ojo a los otros hermanos, no vayan a sentirse desatendidos... Y yo, mientras, tan tranquilo, pensando silenciosamente en el motero paternal; y en ellos, sí, pero pensando, tan tranquilo.




jueves, 18 de junio de 2015

Las siete diferencias


Me cuenta que, a pesar de mis esfuerzos, no la he convencido para que lea la Divina Comedia. Se dejará esa lectura para el Cielo. Me encanta la idea, y no sólo porque coincide algo con una mía, un poco macabra, en la línea más bien de Dante Gabriel Rossetti. Me propongo, llevado de los pensamientos fúnebres que me provoca últimamente mi falta de lecturas , hacerme una lista de los libros que quiero leer antes de morirme, y los que no lo consiga, que los entierren conmigo en una pequeña estantería de cabecera, al ladito del ataúd. La idea de mi amiga es mucho mejor, y más luminosa y alegre. Además, en el Paraíso, la Comedia se podría leer como un pasatiempo (un pasasempiternidad) de "Encuentra las siete diferencias". Seguro que la del amor que mueve el sol y las estrellas no es una diferencia, en absoluto.


miércoles, 17 de junio de 2015

Rompientos de gloria


Lo bueno de los nubarrones son los rompimientos de gloria. En su honor, recupero el subtítulo clásico de este blogg. Ayer, dos, nada menos.

Ya a las ocho menos cuarto de la tarde, después de todo un día de tumbos, cuando llevábamos tres horas de gestiones, Leonor —en la cola larga y lenta del supermercado— me mira y me dice: "Estás muy guapo. Hasta ahora [y llevábamos juntos desde el almuerzo] no he tenido tiempo ni de mirarte". Era un piropo, por las circunstancias y por el reconocimiento de la invisibilidad de la rutina, verosímil. Y yo que estaba maldiciendo la lentitud de la cajera....

Por la noche, Abel Feu me manda este poema y, de golpe, el sabor de la poesía, esa felicidad que nace de las palabras y de la postura del poeta. Noté que se me ensanchaban los pulmones. Ah, respirar, ah, lo había olvidado. 

LA CANCIÓN 

 Gramáticas, historias, diccionarios... 
¿Para qué se me ocurren tantas cosas? 
Dejo en su paz a los bibliotecarios 
y me voy a cazar mis mariposas.  

 Y si me canta dentro un ritmo suave 
que a lo divino y misterioso impetra, 
aprende mi razón lo que no sabe, 
y a mi ritmo interior le pongo letra.   

 No sé si mi canción gusta a la gente 
(la sed le es a la fuente indiferente, 
e indiferente al búcaro la rosa).  

 Alma de mi canción es mi mutismo, 
y aunque predico alguna vez en prosa, 
yo canto por cantar, para mí mismo. 

Ángel Lázaro(“Confesión”, 1927)

martes, 16 de junio de 2015

Caracoles


Una cosa es tener sueño y otra estar dormido, me recordé ayer, que lo tenía, como siempre, y lo estaba, como nunca. Como llegaba un poco antes a casa, paré en el Bar Juanito a comprar caracoles. Detrás de mí, la abuela de un amiguito de Enrique. Me presenté y la saludé. Me preguntó por otra nieta, que está en la clase de Carmen, y no caí, aunque tendría que haber caído. Qué lento estaba. Luego, tras pagar, me iba sin los caracoles. La señora, muy seria, me lo avisó. Tuve que darle la peor de las impresiones. En el artículo de hoy, también me dejé atrás una preposición "en la política americana", debería haber dicho. La primera preposición de todo es "A", que se la ha comido el periódico como si fuese un caracol, pero la culpa es mía, pues ya sé lo que pasa cuando el artículo comienza con una palabra monolétrica, pero se me olvidó. Debería poner: "A la alcaldesa Carmena". Y para colmo en la frase de la defensa bipolar el verbo está tan alejado del sujeto que el lector, él me perdone, se pierde. Ya digo: dormido.

Y lo peor fue que cuando la señora me avisaba de mi olvido en el Bar Juanito no se me ocurre otra cosa que decir, cansado de mí mismo, dándome una escénica palmada en la frente: "Coño, los caracoles". Qué vergüenza.




domingo, 14 de junio de 2015

Mi reino por un caballo


A lo mejor descubro un Mediterráneo, lo que sería bueno porque significaría que voy encaminado. ¿Se ha dicho ya que la búsqueda desesperada de un caballo por parte de Richard III puede tener ecos paulinos? Tras el descenso a los infiernos que describe Shakespeare, justo tras ese monólogo de Ricardo con tintes diabólicos sobre su conciencia perdida, viene el desorden de la batalla final y la agónica petición de un caballo, que bien podía ser el deseo imposible —quizá subconsciente— de una repentina conversión, que no llega. 

sábado, 13 de junio de 2015

Viudas místicas


Si se habla de las viudas del golf, ¿puedo hablar yo de las viudas místicas? Esto es, de las chicas o de las señoras que van a misa sin sus maridos que, con todo su derecho, tendrán sus creencias u otras cosas que hacer. Yo, como voy mucho a misa y me distraigo bastante, tengo a algunas localizadas y, aunque sé que es imposible, cómo me gustaría decirle a sus maridos que nunca están más guapas que allí, radiantes, bajo la luz del mundo, rezando. Por ellos, precisamente, entre otras cosas, supongo. 


viernes, 12 de junio de 2015

De mi casa a tu casa


A la salida para ir a misa, pensaba en el artículo que acababa de enviar, y me enfadé conmigo. Tras pulsar el "send" del correo electrónico, tengo que aprender a olvidarme, porque el caos mental, si no, es considerable, todo confuso. Entonces, en la acera, vi a un mirlo persiguiendo a una lagartija, y era un prodigio de violencia y velocidad. Hubiese parado el coche, pero no llegaba a tiempo, y seguí. Pensaba que mi falta de repulsión por la escena de caza se debía, seguramente, a que no me gustan ni las lagartijas ni los mirlos. Escribí otro artículo, que me valió críticas feroces de los mirlófilos del mundo. Y recordé que Fernando Terry me paró por entonces por la calle a darme la razón sobre los mirlos, y que han pasado años y que todavía le agradezco aquel gesto solidario. Había conseguido desconectar de mi artículo, pero a costa de la cadena trófica. Sin embargo, ya buscando aparcamiento, me crucé con una chica que levantó la cabeza, se echó el pelo atrás y cerró lo ojos, ofreciendo el rostro al sol para que se lo acariciase. Pensé en Leonor y en que las manos del sol son insuperables en primavera, pero que ojalá pudiese acariciarla así. Y luego pensé en mí y en esa imagen y en la misa, e hice una comunión espiritual. 




jueves, 11 de junio de 2015

La vida es inocente



Ayer, por la calle, me preguntaron por el blogg. No es lo de la gloria, Guillén, de oír decir a la gente que tus coplas no las ha escrito nadie, pero tampoco es manco que te digan que no escribes nada, con lástima. Yo, al menos, estoy disfrutando la idea de que la literatura no es pura voluntad, porque voluntad tengo de escribir, sino algo más. Ese algo más que sí tenía antes, veo ahora, cuando lo he perdido. Y no es que no me pasen cosas, qué va, sino que no me hallo para escribirlas. Dos ejemplos bonitos de que la culpa no es de la vida.

Uno. Leonor viene a decirme que se acuesta y yo tengo que acabar el artículo en el ordenador. Se me enciende una romántica cuenta atrás: se que se quedará dormida pronto, que tengo que correr, que escribo contrarreloj. Es bien emocionante. A veces llego a tiempo de darle las buenas noches; a veces tengo que entrar, ay de mí, de puntillas.

Dos. Ayer le inflé un globo a Enrique (¡que hoy cumple cuatro años!) y no me dijo: Qué bien soplas, no. Pero me miraba con dos ojos muy abiertos y cada vez que yo me inclinaba hacia adelante para expulsar el aire el soplaba, como yo, serio y concentrado. Era aire al aire, pero está por ver que no fuese ése el que hinchó el globo. 


domingo, 7 de junio de 2015

Pesadillas


Lo peor de las pesadillas es su cobardía. Esperan a que te duermas para atacarte y en cuanto abres los ojos huyen despavoridas. 


sábado, 6 de junio de 2015

Hadjadj en el barbero

 No seríamos capaces de heredar el ordenador de nuestros abuelos.
La misma naturaleza es tachada de fascista, porque el rosal da rosas y nunca banderas.

El relativista es normativo de manera insidiosa, porque deja que se imponga una norma en función de la relación de fuerzas del momento.
 
En la familia se ejerce una libertad sin independencia… una libertad de consentimiento a lo ya dado.
[familia] Como primer lugar de la existencia, es también lugar de resistencia.
Hacía falta un Dios judío, esto es, un Dios que tuviese sentido del humor. 
Cézanne: 'Quiero asombrar a París con una manzana'
 *
Céline: ''Estar enamorados no es nada, lo difícil es estar juntos''
Dejar sitio para el otro no es la negación de uno mismo, sino, por el contrario, el poder mismo del creador...
 
Originalmente el hambre de leche es también hambre del otro.
 *
Anders: el individuo moderno, tan requerido por la multitarea, es un dividuo.
Hay que constatar que lo que para la colectividad es un progreso tecnológico, para el individuo induce con frecuencia una regresión técnica.
Como hemos entregado la cocina a los congelados, la conversación se ha hecho glacial.
La crisis es más radical de lo que queremos admitir (hasta el punto de que la palabra ''crisis'' puede parecer eugemismo engañoso) 
En el imaginario antiguo la materia es la madera.
 
El individualismo, si bien no se confunde con el totalitarismo, es al menos una de las condiciones.
 Si el nombre ha recibido sin merecer, está obligado a dar sin esperar.
''hemofobia'', que es la manía a los vínculos de sangre.
 
Después de ese acontecimiento, para no sucumbir a la tentanción de tal empresa, para aprender a no confundir alumbramiento con adquisición, paternidad y propiedad, todas las matriarcas comienzan siendo estériles.


Y aquí la reseña en Misión: 





viernes, 5 de junio de 2015

Enlaces, enlaces y amigos


Lo de la felicidad paralizante lo dije yo, que José Ruiz-Zarco no es tan redicho. Pero me oyó y le pareció un diagnóstico acertado y, entonces, de rebote, yo lo vi bien. Casi siempre que se habla del papel creador del lector o del oídor, se piensa en lo que completa o complementa de lo hecho. Se piensa poco en el papel activo, creador de la atención y la apreciación. Que él se parase en esas dos palabras fue más decisivo que el hecho de que yo las dijese y mucho más inteligente. 

Otro gesto de amistad. Rafael Navas, director del Diario de Jerez, me dijo que el artículo de arriba, como estaba construido sobre una portada del Diario de Cádiz, desconcertaría a sus lectores. Pero le daba pena (qué detalle) no sacar nada mío. Yo fui y saqué esto del congelador, aunque era contra el congelador. Pero esa petición de amistad y generosidad de Navas me sirvió para dar con un aforismo que sí vale, que fue la entradilla (también paradójica) que escribí para el artículo: "Un artículo de periódico puede ignorar la actualidad, pero tiene que estar escrito en presente". 

Y así es la amistad, atenta o exigente, siempre nos regala y mejora.


martes, 2 de junio de 2015

Hacer ranitas

La luna en el espejo 
retrovisor... El sol 
llega hasta mí en tres saltos. 




Agradezco esa pregunta


Carmen pone cara de aséptico interés intelectual. Casi se pone la mano en la barbilla. Con una voz neutra, me pregunta: "Papá, ¿tú por qué riñes todo el rato?" Pego un respingo. Pero reacciono a tiempo y fingiendo, a mi vez, frialdad académica, respondo: "Me alegro, Carmen, de que me hagas esa pregunta tan profunda e inteligente. Hace mucho tiempo que deseaba explicarte lo del Pecado Original". 


lunes, 1 de junio de 2015

¿Cenar con quién?




En el artículo de hoy, como en todos, hay que recortar por todas partes. Esta vez ha sido más doloroso por ser dantesco. Sobró la sobrasada, pero también la mística. Pensando en con quién cenar de toda la historia, yo, naturalmente, pensé en Jesús. El primer reparo era su condición de artista, que pedía la pregunta y yo soy muy de jugar según las reglas. Pero creí que sí: el hombre perfecto también tenía que ser artista, y ahí está la belleza plástica de mucha de sus imágenes y parábolas. El segundo reparo fue invencible, como eucarístico. Con Jesús, de hecho, ceno todos los días, cuando voy a misa. Qué falta de fe, pues, pedir una cita a un entrevistador de Babelia. 

Lo que me llevó a otra cuestión. ¿Se puede ser diarista sin consignar cada día ese encuentro personal con Jesucristo? Un diarista católico tendría que dedicar su entrada de cada día a describir su comunión. Imaginad que yo tengo un encuentro real con Dante y vengo aquí y no digo ni mu, sino que si Miquel Barceló y tal y cual...