domingo, 8 de mayo de 2016

Cruz de Carmen









Aprovechando mi ducha, Carmen ha cogido mi pluma —que tiene prohibida— y ha dibujado la cruz de la mesa de mi despacho, calcando la forma.

Ni qué decir tiene que me ha dado mucha devoción. Por saltarse así de bien mis interdictos y por lo bien que lo ha pintado. Y también por la parte de copia del trabajo, porque ya se sabe que el talento individual crece con el seguimiento fiel de la tradición.


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