miércoles, 23 de noviembre de 2016

Los nuevos aristócratas



Es el segundo libro que leo de Michel de Saint Pierre, y no será el último. Igual que Los nuevos curas, Los nuevos aristócratas no es una novela perfecta. A veces, por falta de talento del autor, que lo tiene otras veces; y también porque esa manera de dejar las cosas en el aire es, para él, la forma de dejarlas en manos de Dios. Él tiene la última palabra y, por eso, se le entregan los finales de los libros, que ni se escriben. La otra novela era muy aconsejable para los sacerdotes, y esta lo es, extraordinariamente, para los profesores. Vean:

... porque enseñaba algo más que literatura: admiración.
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El padre Maubrun formuló in mentis el voto de no aceptar jamás el cargo de Jefe de Estudios en ninguno de los colegios de la compañía.
 
Vivimos en una época de relajamiento y una educación autoritaria encierra, al menos, el mérito de ser original.
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Son siempre almas lo que se encuentra entre las cuatro paredes de una clase.
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Padre Charmot: “Ofrecerse a los superiores de los colegios era una tradición de honor similar a la de ofrecerse misionera en las Indias”.
 
Nadie es digno de enseñar.
 
El Jefe de Estudios continuó abriendo el correo: cartas de padres de alumnos, certificados médicos, demandas de profesores, boletines de notas, papeles diversos. Suspiró.
 
... existe una alocada abundancia de asignaturas...
 
El destino, que es justo, quiere a veces que un niño sienta hacia su  madre un afecto maternal.
 
[el jefe de Estudios riñe al joven protagonista y le indica] Y sus notas en Psicología no cambiarán nada. Al contrario. […] Sobresaliente en Psicología no es un título de gloria. Es una responsabilidad.
 
El profesor Padre Felipe de Maubrun: “Hay algo que no soportaré nunca: que habléis del aburrimiento con la convicción de que existe”. […] Estimo, por encima de todo, el valor. La suprema virtud de los héroes, los mártires y los profesores.
 
La educación es un oficio que deja mucho al azar.
 
[Al mismo joven] —Cree usted que se puede reemplazar impunemente la cultura y la energía por la insolencia.
 
Te voy a decir lo que no tolero: los mea culpa de los burgues de hoy […] su aplanamiento ante el famoso “sentido único” de la historia, que es un buen camelo (todo el mundo tiene derecho a poder escribir la historia); y esa vergüenza que no llega a ser un remordimiento […] esa cobardía suicida, amigo mío, ese temor pavoroso que atrae invenciblemente a la metralleta y al cuchillo...
 
[profesor] uno se encuentra así, como San Cristóbal, temblando bajo el peso de un niño.

4 comentarios:

Pablo75 dijo...

"El destino, que es justo, quiere a veces quiere a veces..."

Javier García dijo...

Y te falta«La Pasión del Padre Delance»
Lo de rebelarse contra el sentido obligatorio de la Historia es el signo identificativo del verdadero rebelde.

Josefina dijo...

Leí "Les nouveaux pretres" (en francés) y "La pasión del P. Delance" (en español). Me encantaron los dos libros, y no sabía de la existencia de este. Espero encontrarlo y poder leerlo. Gracias por comentarlo.
Saludos.

Javier García dijo...

Magnífico Michel de Saint Pierre,magnífica la cita contra el«sentido único de la Historia», y magnífico su personaje del Padre Delance,espero ansioso tus comentarios a «La Pasión del Padre Delance»