miércoles, 27 de diciembre de 2017

Perfectamente serio


En el edificio de mi suegra, los timbres atraviesan los pisos y los tabiques. Nunca se sabe en casa de quién están sonando. Por eso, al llegar a la puerta después de haber ido a volver a aparcar el coche, en vez de llamar al timbre, llamo con los nudillos en la madera.

Suenan los huesos sobre el bosque inmemorial.

No sé si he hecho bien porque quedo tocado: un golpe de hueso sobre la puerta de un hogar es algo perfectamente serio.


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