sábado, 2 de septiembre de 2006

La vida interminable

Las entradas sobre René Girard provocaron que un discreto visitante de este blogg me enviase por correo un largo artículo de Pablo Bandera sobre la “Generative Anthropology” de Eric Gans. Lo desconocía todo de este autor, un discípulo algo díscolo de Girard, que ha desarrollado sus propias tesis partiendo de las de su maestro. Aplica su estudio a los orígenes del lenguaje y de la cultura, y hace un interesante (y por lo visto equivocado) estudio sobre la naturaleza del amor. Me gustaría leerlo, aunque P. Bandera demuestra con brillantez que en lo que Gans se aparta se equivoca, con unas implicaciones bastante resbaladizas, además, en el campo de la teología.

Mi primer movimiento, no obstante, fue de pereza y desesperación: "¡otro autor que leer sin falta, otro! ¡Esto no se acaba nunca!" Pero luego pensé: qué bien que no se acabe y que la cultura sea una labor infinita, tanto, que por sí misma reclama una vida eterna. Y no son sólo los libros: cuando ya tenía ordenados los blogs que visito, los links han explosionado y ahora no llego a todos cuantos me interesan y que trato de seguir y que siguen multiplicándose… Y no ocurre con la cultura nada más; pasa con las personas (cuántos en la boda de ayer que podrían ser buenos amigos y a los que veré, con suerte, de lejos alguna vez en otra boda), con lo lugares (¿conoceré Buenos Aires, por ejemplo?) y hasta con mi misma mujer, que se merecería una atención absoluta, exclusiva, pero aquí estoy yo, arriba, tecleando sesudo... La vida tiene en sí las semillas de la eternidad; tiende a ella sus manitas ansiosas, aunque por ahora no la alcanza o apenas en contados momentos de inspiración poética o de fervor místico, como los que simbolizó Borges en el Aleph… Ante este panorama inabarcable, me susurro ahora: “Nada de vértigos, Enrique; asombro, humildad, ironía y agradecimiento”.

3 comentarios:

Enrique Baltanás dijo...

Preciosa entrada, Enrique. Esas cuatro últimas palabras nos dan la clave y la pauta.

Juan Ignacio dijo...

Bien por los propósitos...

(Alcanzaremos la eternidad, si Dios quiere, pero la eternidad es más que tiempo infinito, es otra cosa. Así dicen los que saben. Creo que Codalíes andaba con esas cosas...)

Corina Dávalos dijo...

He encontrado un post sobre Girard en el blog de J.J. García-Noblejas que quizá te interese. Pero lejos de mí provocarte vértigos, eh!