jueves, 31 de enero de 2008

No sabe pero Saba

En la cuestión 8, una encantadora alumna marca la opción D. Vean:
8)¿Qué es la función poética del lenguaje?
A. Otro nombre del soliloquio.
B. Lograr que el mensaje resulte atractivo o interesante.
C. No es una función sino un oficio, que da poco dinero.
D. Rimar flores con amores.
La chica, saber, no sabe, pero cómo olvidar a Umberto Saba:
Amei triste parole che non uno
osava. M’incantó la rima fiore
amore,
la piú antica difficile del mondo.
Por fortuna, la pregunta se la he podido poner bien (por Saba) sin que por eso haya aprobado el examen (por Jakobson).

miércoles, 30 de enero de 2008

Algo pasa

En tres años, a un ritmo de una columna y más o menos media a la semana, es la primera vez, la primera, que una persona muy dulce que pacientemente supervisa todo lo mío y procura moderarme, me afea —la primera vez— que no haya sido mucho más duro con Zapatero en el artículo de hoy. O sea, que me haya ido por las ramas chestertonianas de una defensa de la democracia en vez de glosar a Gordon Liddy: «Progre es el que se siente en deuda con el prójimo y se propone saldarla con tu dinero». Ni Solbes imagina lo caro que le va a costar a ZP lo de los 400 € dichosos. [Más sobre lo mismo]

martes, 29 de enero de 2008

Optat ephippia bos piger, optat arare caballus

El deseo de ser otros, qué juego ha dado en poesía, desde Horacio hasta Felipe Benítez Reyes. Como es un afán universal y a la vez muy íntimo y contradictorio resulta perfecto para construir poemas de una intensa melancolía elegante. También vale para lanzar un piropo. Voy yo por el pasillo del IES y al cruzarme con una profesora, exclamo: “Chiquilla; te había confundido con una alumna”. Cuando me cruzo con una auténtica alumna le comento: “Qué barbaridad. Pareces una profe de las nuevas”. En líneas generales, no miento apenas, para lo que ayuda el hecho de que he olvidado mis gafas. Y así avanzo hacia la clase o de vuelta al departamento, filosofando...

lunes, 28 de enero de 2008

Expositio super Job, 13,3

Esta disputa entre el hombre y Dios podría parecer inconveniente, debido a la distancia que los separa. Pero hay que tener en cuenta que la diferencia de las personas no cambia para nada la verdad. Cuando se dice la verdad, sea quien sea el adversario, uno es invencible.
Santo Tomás de Aquino.

viernes, 25 de enero de 2008

jueves, 24 de enero de 2008

Celo

En un lugar de su obra de cuyo nombre no consigo acordarme, W. H. Auden envidia de los perros su despreocupada castidad, fuera de las épocas de celo. Ese envidia suya me ha parecido siempre bonita y emocionante, con su pudoroso sesgo biográfico. Nosotros, que tenemos perra y perro, comprobamos diariamente lo de la castidad. Y anualmente, como ahora que Pukka está en celo, lo contrario. Carbón anda (y salta y llora y ladra) desatado, tratando de ligar, digamos, con lo que sea. La perra está guardada bajo siete llaves, como princesa de las mil noches y una. Como él es un adolescente, con poca experiencia de la vida, no distingue bien lo que (le) pasa y con los nervios desechos por el ambiente cantaría si pudiese Love is in the air; y eso aúlla, temblón como un álamo. Sé que a algunos este espectáculo daría mucha melancolía, pero yo, educado en un concepto muy positivo de la virtud de la pureza y a la vez muy realista, me lo tomo con sentido del humor. Esos ojos saltones, desorbitados, y esa confusa monomanía al borde de un ataque de histeria, me recuerdan un poquillo a mis alumnos, con todos los respetos, y allá, perdido entre las nieblas del tiempo, al muchacho que fui en mis momentos más estridentes y saltarines.

martes, 22 de enero de 2008

La Cleopa

Nada más alejado de mis gustos, en principio, que la obra de mi paisano Carlos Edmundo de Ory, exceptuando sus prodigiosos sonetos vivos, donde el molde le contiene un poco. Mi ideal poético es un discurso razonable en el que se producen inesperados rompimientos de gloria y el de Carlos Edmundo de Ory es una ametralladora de disparates... En la que inesperadamente se producen rompimientos de gloria, que desmontan (a medias) mis prejuicios. Así, el final del poema “Orinoco”, publicado en El desenterrador de vivos (Galaxia Gutenberg, 2006), donde reflexiona (más o menos) sobre el hombre y la historia, en una línea (discontinua) que recuerda algo las Futurologías de Ibáñez Langlois y ciertos cantos de Pound:
Venirnos con que hay un Para un iso
[...]
yendo de gue en rra de rra en gue
Pero también están los grandes grandes
del ar de la poe de la músi
los profe los filó los matemá
¿Quién olvida a Beethoven quién olvi
las máximas de Heráclito quién ol
la llamada María de Magdala
o esa otra mujer la Cleopa?
Y algunos de los aerolitos ( así llama a sus aforismos) publicados en la misma antología:

El Bien y el Mar.

El hombre es un misterio estropeado.

Decir que las mariposas son animales es un insulto a las mariposas.

Verte que te quiero verte (homenaje a Federico)

lunes, 21 de enero de 2008

A la salida del cine

1-Sobre el título. Una novela y una película que se titulan “Expiación” tienen medio camino andado. Desde el inicio tocan fondo. Lo complicado después es caminar la otra mitad.

2-Unas migajas al menos de optimismo. Para que las cosas salgan tan mal se ve que es necesario que confluyan un sin fin de errores y de malentendidos. Si uno solo de los personajes no se equivocase o si otros no actuasen sin ética alguna, se podría haber evitado tanto dolor. Una conducta recta, cualquiera, corta el embrollo con la limpieza de un tijeretazo. Moraleja: no equivocarme yo, en la medida de lo posible.

3- Addenda lunera. ¿Por qué todas estas historias tan contundentes se ambientan, desde los tiempos de Esquilo, en altos palacios o en magníficas country houses o en exclusivos clubs de Londres o en espaciosos apartamentos de Manhattan? Pues como símbolo de que la tragedia es un lujo. Y, más frívolamente, como un aviso: cuanto más rico eres, más fácil la complicación. Los personajes no tienen que pasarse la mañana de los lunes (y los martes y los miércoles y los demás) trabajando, como es lógico.
La clase media da bien para la comedia, afortunadamente.

sábado, 19 de enero de 2008

Madrid, Madrid

Los de pueblo elogiamos mucho de Madrid sus museos y sus teatros. Cuando uno llega a la capital va corriendo (en taxi) a las taquillas y allí encuentra a dos o tres paisanos dispuestos a pegarse idéntico atracón de exuberante oferta de cultura. Pero no voy a hablar de eso, ni siquiera de la grandiosa exposición “Fábulas de Velázquez” del Museo del Prado, que recomiendo. Voy a centrarme en los madrileños, o sea, en ésos que, para empezar a hablar, elogian nuestra calidad de vida. Luego siguen y no paran.

Invitado por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid ha vuelto a sorprenderme, sobre todo, como digo, por el elemento humano. Tras mi charla, se me acercaron unos jóvenes ejecutivos perfectamente enchaquetados, que habiéndose enterado de que mi pueblo es El Puerto de Santa María, venían a comentarme cuánto les gusta el Carnaval de Cádiz. Sabían mucho más que yo del asunto, por supuesto, y terminaron entonando a dúo el estribillo de la chirigota “Lo que diga mi mujer”. Lo cantaban bien.

En la cena, un madrileño de pura cepa (que en este caso particular era de origen menorquín) explicó los intríngulis del camino del Rocío, que cada año hace con la Hermandad de Jerez. Otros comensales conocían las playas de mi provincia mejor que yo. Todos reconocían encantados lo admirable de mi tierra.

Y no sólo de la mía. Se habló con cariño y mucho conocimiento de causa de Barcelona, de Javea, Portugal, de Israel, de Estados Unidos... Yo, que, sin llegar a los extremos de un madrileño medio, he viajado lo mío y he vivido en el extranjero, puedo afirmar que nunca jamás he visto una sociedad menos cateta y más proyectada hacia el otro que ésta. Da gusto (y hasta vanidad) visitarla y se entiende así su dinamismo económico y social, su interés cultural y también su inquietud religiosa, porque todo va unido.

“Rompeolas de las Españas” llamó Machado a Madrid, y eso es, como mínimo. Lope de Vega en La Dorotea, ante el Guadalete de mi pueblo, se preguntaba qué río era éste que se cantaba más que el Manzanares. Debía estar haciéndose una pregunta retórica, pues Lope seguro que sabía que los madrileños prefieren loar las excelencias de los demás a mirarse el ombligo. Yo, ya de vuelta a mi orilla del Guadalete, no me olvido de los amigos de allí. Hoy quisiera corresponder y cantar al Manzanares y a sus espléndidos, generosos ribereños.

viernes, 18 de enero de 2008

Espiral

Ante cualquier aprieto, problema, contratiempo o sinsabor, Leonor suspira: "Ay, madre mía". Yo escucho "ay, mi suegra" y, claro, me preocupo más.

jueves, 17 de enero de 2008

Más Velázquez

Aunque entiendo bien que no se atrevan a exponer a Velázquez bajo el rótulo directo de “Pintura religiosa”, porque cómo meter entonces a El Niño de Vallecas, pero, sobre todo, cómo no hacerlo.
*
Lo que no hay quien entienda es la cartela del cuadro de Menipo. Se dice literalmente que el griego amaba tanto las riquezas que llegó a suicidarse. Curiosa manera, no me digan, de apegarse a las riquezas, eh, y de redactar una cartela.

miércoles, 16 de enero de 2008

Yo me muero mirándola

En mi artículo de hoy, no he corrido un púdico velo sobre La Venus del espejo, que conste. Sólo que es mucho cuadro y no me ha cabido. Me distraía del argumento principal. Tendría que escribirle una cosa para ella solita y explicar, hablando de fábulas, que lo de "La Venus" es otro espejo: doblemente reflejada, que es doblemente velada, la venus, en el espejo y en la mitología. Lo que explica lo inagotable de su desnudo. El voluntarioso Goya con ese truco tan evidente de la maja vestida y, zas, desnuda, no consigue ni la mitad, aunque también intenta el desdoble, pero no. Y como en mi espacio del periódico no se pueden poner fotos, tendría que explicar pormenorizadamente los encantos del cuadro de Velázquez. Acabaría el artículo con unos versos prestados de aquel soneto de Víctor Botas a la profesora de inglés de sus hijos: "Menuda gracia / que le hará a mi señora este poema"; ese artículo, en mi caso.

lunes, 14 de enero de 2008

Propuesta

Leyendo el poema-almanaque-onomatopéyico de NDP, tras aplaudirlo, me hundo en hondas reflexiones sobre el domingo. A él le entusiasma (“Yujuuuu”, llega a exclamar literalmente), no sé si llevado de la mano de sus firmes principios teológicos. Los comentaristas demuestran más recelos. Esos recelos han sido estudiados a fondo en Los espejos del domingo y otras lecturas de poesía (Editorial Renacimiento, Sevilla, 2004) por Antonio Moreno. Y yo pienso que es natural que, al ser festivo el sábado, contando con la noche del viernes y la amenaza del lunes, el centro de gravedad del júbilo se desplace a la tarde-noche del sábado, buscando el punto de mayor equidistancia. El domingo se reduce a preámbulo del fin del fin de semana. Llevado de la mano por principios teológicos, lo reconozco, yo propondría hacer festivo el lunes, a cambio del sábado. La noche del sábado seguiría teniendo su encanto, el domingo sería el día central, esto es, lo que le corresponde, y el lunes ganaría mucho en paz perezosa, que nos vendría muy bien. Perdería el viernes, eso sí, pero bueno, tampoco es tan terrible descender a jueves. El martes, como su propio nombre indica, sí que sería la guerra, pero alguno tiene que perder, claro. Lo propongo hoy, lunes, con la astucia de un político en campaña electoral, a ver si así recabo algún apoyo. La reforma es urgente y necesaria.

domingo, 13 de enero de 2008

Lo que cumple

Hoy que es mi enésimo cumpleaños la casualidad me pone en los oídos Le quattro stagioni de Vivaldi, qué suerte. Y me hago un propósito presto: emularle. No consentirle al tópico que ninguna estación sea menos hermosa y vivificante que las otras. Empezar y acabar con un Allegro.

sábado, 12 de enero de 2008

AG

Largo es el arte; la vida en cambio corta
como un cuchillo
Pero nada ya ahora
-ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa-
podrá evitarlo: exento, libre,
como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,
creciente en un espacio sin fronteras,
este amor ya sin mí te amará para siempre.

Viaje de vuelta

Parecía una diligencia: el tren iba lentísimo. Igual que antiguamente se acababa el agua de las cantimploras, empezaron a agotarse las baterías de los móviles y los portátiles. Se acabó también la película que echaban: El diablo se viste de Prada. Y entonces, como por ensalmo, ocurrió una cosa rarísima: los pasajeros empezaron a hablar unos con otros.

viernes, 11 de enero de 2008

A José Mateos, tan dedicado

Sería muy bonito reunir en un volumen los numerosos poemas que unos y otros le hemos ido dedicando, desde “A José Mateos, tan delicado” de Francisco Bejarano —que no sé si sería el primero, pero sí fue el primero que yo leí— pasando por “Para José Mateos” de Pedro Sevilla hasta el que le ofrece Raúl Pizarro o el de Leopoldo de la Torre, que ahora no sé cuál de los dos es más envidiablemente joven. Todos juntos formarían una amplia antología poética. Si generalmente es el gusto de un crítico el que decide qué poemas se antologan, no estaría mal para variar que fuera esta vez el de cada poeta: el gusto que se ha dado —el gustazo— de dedicar un poema a alguien querido.

El proyecto tendría mucho interés crítico porque permitiría ver en acción una de las principales líneas de fuerza de la poesía española contemporánea, como yo explicaría en el prólogo, si me lo pidiesen, o en una reseña para Poesía Digital, si no. Por los poemas dedicados a José Mateos que conozco, sería un volumen de muchísima calidad. Esos poemas suelen contarse entre los mejores de sus autores.

En la vida nada ocurre por casualidad, y menos aún, si cabe, en poesía. La calidad de esos textos devuelve lo que puso José Mateos, con su influencia poética o con su trato personal, con ambos en la mayoría de los casos, para que nuestros libros tuviesen un nivel aceptable.

José Mateos, tan dedicado: y no sólo por los poemas que a él se le dedican, sino también por el tiempo y el cariño que él dedicó a nuestros poemas. Que yo conozca, a nadie se le puede aplicar mejor el verso de Umberto Saba: “Tu hai come il dono della santitá”. Su entrega y su paciencia han sido siempre ejemplares y ejercidas con tanta naturalidad que parecen eso, un don.

Jorge Luis Borges repetía a la menor ocasión que el hecho más trascendental de su vida había sido la biblioteca de su padre. El hecho más trascendental de mi vida literaria fue el encuentro con Mateos, que ha sido para mí un maestro, aunque de paisano. Me explico: en esta época alérgica a la jerarquía, los maestros molestan por su necesaria superioridad. José Mateos, tan delicado, sabe hacerse amigo de sus discípulos y no levantar la mínima suspicacia de estos tiempos horizontales.

¿Me ha provocado celos ver cómo su magisterio, desde aquellas casi clases particulares que me daba en la codirección de la revista Nadie parecía, ha ido expandiéndose con su taller literario de Jerez y ahora por los escaparates de las mejores librerías, a través de su Escuela de la Docta Ignorancia? Quiero pensar que no, siquiera sea por hacerme digno de una de sus enseñanzas más suyas de palabra y de obra: “Lo que se guarda, se pierde”.
[Contribución al libro-homenaje que sus alumnos del taller literario de Jerez han dedicado a José Mateos.]

jueves, 10 de enero de 2008

¿Por qué me desenterraste del mar?

Por la ventanilla del tren, con la cabeza apoyadita en el cristal, no voy viendo un mar de mieses ni luego un mar de olivos, que también, sino un mar de dudas, más que nada. Voy a Madrid, a una espléndida universidad, a disertar, durante tres horas, sobre lo que la poesía es.
Apuesto a que adivinan qué voy dudando, justamente.

miércoles, 9 de enero de 2008

Los miércoles, alehop

Un viejo amigo empresario, por razón de su cargo, come a menudo con lo que se llaman líderes de opinión. Y luego cuenta anécdotas jugosas, aunque con un punto amargo. Una de las últimas va de un famoso columnista de ABC —no logré extraerle el nombre— que se dolió de lo poco visitado que era su artículo en la página web del periódico y que eso lo medían en la empresa y que para colmo era público y que todo quisque veía que él tenía menos lectores que el resto, ay. Mi resolutivo amigo le comentó que el informático de su empresa era capaz de ponerle, mediante no sé qué técnica, las cifras por las nubes. Dicho y hecho. De hecho, mi amigo llamaba para ofrecerme los constatados servicios de su habilidoso informático. Se lo agradecí mucho, pero, en fin, no. Luego he pensado que los que de verdad me leéis aquí podíais hacerlo allí, en la página del periódico, por sólo un click de más, si no os importa. Una cosa es mentir y otra hacer el primo innecesariamente. Así que a partir de ahora, los miércoles, en vez de copiar en el blogg mi columna, pondré un trampolín: ¡alehop!

martes, 8 de enero de 2008

Agradecimientos

Por la Gracia impagable que supone estar vivo
entre dulces paredes que ojala no taladre
jamás ácida envidia, porque viví y aún vivo
de su seno, modelo del hogar donde vivo
bendita sea mi madre.

por todos estos años protegido, al cobijo
de todo hijo de perra que me muerda o me ladre,
porque intentó engordarme, aunque seguí canijo,
por esta Gloria en vida cosechada en su hijo
Gloria para mi padre.

por aquel paraíso de cow-boys y casitas.
por aquellos castillos de todos los veranos
en la playa, por todos lo gozos y las cuitas
compartidos de siempre, benditos y benditas
mis hermanas y hermanos.

por los tiempos dichosos que, después del espanto
de estar solo, brotaron como brotan los trigos,
por mi risa y mi guasa fomentada hasta el llanto,
por las curdas tan gordas que me aguantaron tanto
benditos mis amigos.

y porque del abismo de soledad oscura.
donde vagué perdido, allá en la noche negra
nació este Sol hermoso, que me elevó a su Altura
por la Gracia impagable de parir la Hermosura
bendita sea mi suegra.

y puesto que no hallé criatura más hermosa
que tú, por los senderos de la vida perdida.
por este místico éxtasis de amor con una Diosa,
porque hasta ahora has sido lo mejor de mi vida
bendita seas, Esposa.

y si algún poetilla de esos que están de moda
no gusta de mis versos por
tradicionalismo
de sus temas o formas o algo así, que se joda:
Gloria para mí mismo, Gloria para mí mismo,
Gloria para mí mismo.


[Francisco Fortuny, Cielo rasante, Pre-Textos, 1992, pp. 7-8. Los subrayados son míos --quiero decir, más míos, si cabe.]

viernes, 4 de enero de 2008

Desde la despensa

La tormenta de ayer por la mañana me sorprendió en casa de mis padres. Esperaba a que escampara con impaciencia y fastidio. ¡Tengo aún tantos regalos pendientes...! Hasta que desde la despensa oí lo que se decían en la cocina. Elizabeth, la chica peruana, le susurraba a la muy andaluza asistenta con su suave acento de ultramar:
—Mari Carmen, así llueve en la selva.
Y había en la frase nostalgia y reconocimiento, cierto didactismo orgulloso, mucha poesía. Salí a mis gestiones como quien regresa de un viaje por el trópico, enriquecido.

miércoles, 2 de enero de 2008

Novelas de amor

Llevo todas las fiestas leyendo novelas románticas o sobre ellas. Ahora estoy con Emma de Jane Austen, llegando al final, cuando cada oveja encaja con su pareja y los nubarrones se disipan, dejando de su paso un delicioso olor a tierra húmeda y a fértil primavera… Ya saben. Además, estaba traduciendo los Aforismos a destiempo de Logan P. Smith cuando me encontré con esta confesión inesperada: “De todos los temas de las novelas románticas el que yo prefiero es un matrimonio, sin amor en apariencia, entre un héroe y una heroína, almas nobles, que realmente se adoran, pero que son demasiado orgullosos —profundamente orgullosos— para reconocérselo; hasta que de repente, tras años de heladas aunque correctas relaciones, la llama de su mutuo ardor se enciende, y ellos caen al fin (mientras yo me desvanezco de placer) en el paraíso de un abrazo”. Para redondear las casualidades, en el último libro de Wislawa Szymborska, hay un poema, titulado “Consuelo” que versa también sobre las novelas con finales felices. En concreto, sobre lo que a Charles Darwin le gustaba leerlas.

La perspicaz premio Nobel polaca sospecha que Darwin descansaba así de tanto determinismo evolutivo y despiadada selección natural y predominio del más fuerte. En cierto sentido, nada menos natural que el amor, donde el egoísmo brilla por su ausencia. Darwin tendría que disfrutar de lo lindo, lógicamente. Casi tanto como yo.

Las novelas de amor presentan una ventaja añadida en estas fechas. Se desparraman ahora demasiados deseos vagos, facilones, de amor y de felicidad. Las novelas, con sus cientos de páginas, son un antídoto eficaz. Nos recuerdan que el amor tiene densidad y peligro, que requiere bastante esfuerzo. “El amor, señores, no es un eslogan”, advierten con su peso y su volumen los inacabables novelones decimonónicos.

Otro aspecto interesante de estas novelas es que suelen ser varias las parejas a un tris de fracasar o de fundirse en un abrazo. Se nos señala con sutileza que los sentimientos tienen una importante dimensión social. Aunque uno, monógamo, ame sólo a una, late misteriosamente una secreta solidaridad entre la intimidad de todas las parejas. Por eso hay épocas y ambientes en los que amar es más sencillo o más difícil o prácticamente imposible, según.

Yo quisiera desearles para este año que empieza mucha felicidad y amor, como está mandado, pero no en plan tarjeta navideña, sino como si de un novelón de trescientas sesenta y cinco páginas como mínimo se tratara. O sea, que les deseo un amor prolijo, apasionado, intenso, resistente, que no dure sólo para las fiestas, sino durante todo el taco del calendario.
[Grupo Joly]

martes, 1 de enero de 2008

Las campanadas con Kierkegaard

1) Lo que la época necesita es eternidad.

2) Sin riesgo no hay fe.

3) ¡Cuánto se asemejan la melancolía y la frivolidad!

4) La verdadera tarea consiste en ser objetivo con uno mismo y subjetivo con los demás.

5) Verdaderamente, para servir a la verdad sólo cabe hacer una cosa: sufrir por ella.

6) La más peligrosa de todas las enfermedades: admirar en público lo que se considera intrascendente en privado.

7) La luna es la conciencia de la tierra.

8) Tan sólo una cosa ha de ponernos serios: el propio pecado. Para lo demás vale el principio de que, si puedes tomártelo a la ligera, tanto mejor.

9) Aristócrata es o se vuelve todo aquel que a sabiendas quiere el bien.

10) La gente apenas hace uso de la libertad que tienen, por ejemplo, de la de pensamiento; en cambio, para compensar, demandan libertad de expresión.

11) La paradoja es el verdadero pathos de la vida intelectual.

12) La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante.