viernes, 21 de febrero de 2014

El mar, la mar, etc.



Este vídeo era para consumo privado: quería enviárselo a mi cuñado Agustín, surfero disfrazado de ejecutivo ("¿Por qué me desenterraste / del mar?) en la ciudad. Pero la voz de Enrique, más honda que la del mar, en sueños me tiró del corazón y traje el vídeo acá. 









¡Oh la melancolía del viejo castillo en ruinas! Claro que si uno va con dos niños, un castillo en ruinas es el escenario perfecto para una fiesta de la fantasía. Pude melancolizar muy poco, nada. 




A la vuelta, un camino de oro. 


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