jueves, 17 de abril de 2014

... en un coche viejo


El coche de Leonor es nuevo. Flamante. Y lleva mapa incorporado. A los niños les encanta. El mío es viejo. Y lo llevo un poco sucio y desordenado, para decirlo con discreción. Pretendemos que nos dure todavía hasta cuando el de Leonor esté viejo, para así ir alternando en la familia, y tener uno cómodo y seguro para viajes y desplazamientos medios. Ése es nuestro plan.

Generalmente los niños prefieren ir en el de su madre: por el mapa, el espacio, las ventanas. Y yo también prefiero conducir el de Leonor, claro. Sin embargo, ayer, en mi coche, sonaba en Radio Clásica algo de Haydn. Carmen dijo: "Qué música". Y luego: "Este coche me gusta muchísimo". 

Me emocioné, lo confieso. No tanto por mi coche, que algo, sino por la transfiguración del arte, por su poder redentor. A eso aspiro —aspiramos—: a llevar dentro una música que nos haga muchísimo mejores, a pesar de todo. 


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